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sábado, 24 de mayo de 2014

Onfray y Le Roy: "Nietzsche"

por Agustín Sanz (publicado originalmente en miagoraparticular.blogspot.com)





Michel Onfray y Maximilien Le Roy.
Nietzsche
(Nietzsche: Se Créer Liberté).
Traducción de Elena Martínez.
Año de publicación: 2011.
Edición: Sexto Piso, Madrid, 2012.



En su momento ya dedicamos una entrada al hermanamiento entre cómic y filosofía, a propósito de unos cuantos productos editoriales que coincidían en la pretensión de hacer accesible nuestra disciplina al público a través de un género, el de la historia gráfica, popular por definición. La misma intención poseen los autores de la obra que aquí reseñamos: “sacar la filosofía del gueto” (en palabras de Michel Onfray, uno de esos autores).
 
Michel Onfray... versión cómic, por supuesto

Nos encontramos con un volumen que tiene como protagonista al pensador Friedrich Nietzsche. Su guionista es el ya mencionado Onfray, uno de los filósofos más destacados de la actualidad y nietzscheano a ultranza (siempre teniendo en cuenta que ser nietzscheano, como el mismo Onfray y tantos otros han repetido a menudo, no consiste en pensar como Nietzsche sino en pensar a partir de Nietzsche). El germen de esta obra se encuentra en su libro La inocencia del devenir (Gedisa, 2009), biografía del alemán en forma de guión cinematográfico que finalmente alcanzaría su plasmación en imágenes, si no en una pantalla, sí en ese “cine de los pobres” (el dibujante Maximilien Le Roy dixit) que es la novela gráfica (siempre tebeo, para los españoles que somos de cierta generación). Hemos de puntualizar que no hemos leído el susodicho libro, por lo que no podremos realizar una comparación entre el mismo y su adaptación al cómic que sin duda enriquecería esta reseña, ni volveremos a hacer referencia a él a partir de ahora.

Maximilien Le Roy... ese señor con pinta de haber hecho un cómic sobre Nietzsche

Otra advertencia que procede realizar es que, aunque aficionados al género, ni somos especialistas en el mismo ni mucho menos nos sentimos capacitados para ejercer de críticos, por lo que prescindiremos de la alusión a aspectos (gráficos, semióticos,...) a los que sin duda también sería interesante atender.

Dicho todo lo anterior, ¿qué nos encontramos en Nietzsche? No debemos acudir a este libro, desde luego, buscando una exposición divulgativa de su filosofía, aunque quizás alguien pueda pensar en un primer momento que consiste en “ese tipo” de obra. Se trata, como ya hemos dicho, de un relato biográfico, en el que por supuesto encontramos retazos del pensamiento de su protagonista, que se desarrolla en una sucesión de retratos de determinados momentos significativos de la vida de Nietzsche; algo así como los hitos de su existencia. Así, se va saltando de una a otra de esas estampas (no ocupando muchas de ellas más de una, dos o tres páginas) en orden cronológico, siempre con el respectivo encabezamiento que sitúa en fecha y lugar.

A modo de prólogo, arranca de manera algo tópica y previsible con las imágenes del Nietzsche enajenado y convaleciente de sus últimos años (tomadas, obviamente, de las famosas fotografías que todos conocemos). Pasa después a recorrer distintos momentos de su infancia que nos aproximan a su entorno familiar y a los acontecimientos vitales que marcarían tanto su personalidad como (¿acaso no es lo mismo?) su filosofía: escuchando a su padre tocar el piano ya en la cuna, primer contacto con  algo que después sería tan importante para él como la música; la muerte de su hermano Joseph, la atracción por los antiguos ya en su época escolar en Pforta,... Más tarde, el descubrimiento de Schopenhauer, la relación con Wagner, su nombramiento como precoz profesor en la Universidad de Basilea, su retiro en diversos puntos de Europa, con su tiempo austeramente repartido entre el estudio y la escritura y los paseos por los bosques...

Desfilan, por supuesto, los personajes fundamentales en su trayectoria vital: su hermana Elizabeth, Peter Gast, Cosima Wagner, Paul Rée, Lou Andreas-Salomé,... o el mismísimo Zaratustra, en forma de una visión que asalta al protagonista mientras camina entre las montañas de Sils-Maria. Salpicando aquí y allá, algunos retazos de su filosofía: la muerte de Dios, la voluntad de poder, el eterno retorno... Aunque, como ya dijimos, en ningún momento en forma de una exposición con pretensiones de la más mínima profundización ni aclaración de tipo didáctico. Y, finalmente, por supuesto, su decadencia, con el famoso episodio del caballo como un momento en que los autores se recrean especialmente o su enclaustramiento primero al cuidado de su madre y después de su hermana. El libro dedica no sólo las últimas páginas sino también un epílogo en texto a aclarar el hecho de que fue Elizabeth, la hermana, quien, manipulando el legado del filósofo, generó el malentendido tanto tiempo mantenido de Nietzsche como un pensador afín al nazismo o precursor de éste.

La lectura de este volumen nos ha dejado una duda, y es la referida a qué, cómo y cuánto entendería alguien que no posea un conocimiento previo de los personajes, hechos e ideas que en él aparecen, pues muchos de los episodios narrados pueden resultar, desde esa situación, sumamente crípticos. Si ello es o no un defecto dependería fundamentalmente de cuáles eran las intenciones de los autores. Si nos ceñimos al resultado, es claro que éste no es en absoluto un texto apropiado para una primera (y casi nos atreveríamos a decir que ni siquiera una “segunda”) aproximación a Nietzsche. Pero como cada lector hace su propia lectura, al que suscribe, que sí disponía de las claves interpretativas apropiadas, le ha gustado. Veredicto final, entonces: muy recomendable para quien ya esté familiarizado tanto con el pensamiento de Nietzsche como con sus avatares vitales. Para quien no se encuentre en ese caso, pues... no sé.


"¡Yo no creería sino en un dios que supiese bailar!"